La gata, el ratón y el zorro | audio cuento infantil
La gata, el ratón y el zorro
– ¡Click! —saltó el seguro. Cayó la puerta de la trampa y la gata quedó atrapada.
Se puso a maullar lastimeramente y un ratón la oyó y acudió corriendo.
– Llevanta el seguro, ratoncito —imploró la gata— déjame en libertad, te lo suplico. – No. —respondió el ratón— Me comerías.
– Te doy mi palabra de que no lo haré, no haré nada semejante —dijo la gata.
Así que el ratoncillo levantó el seguro. La puerta de la jaula se abrió y la gata salió de un salto.
Cayó de inmediato sobre el ratón y el diminuto animalillo se puso a chillar de miedo.
– ¡Prometiste que no me comerías si te hacía el favor de soltarte!
– Has sido un tonto por creerme —respondió la gata con desprecio.
El ratón volvió a chillar y un zorro que pasaba corriendo por allí se detuvo y escuchó.
– ¿Qué sucede? —preguntó el zorro.
El ratón con muchos chillidos le contó todo lo sucedido.
El zorro le hizo un guiño al ratón y con la cara más inocente del mundo se volvió a mirar a la gata.
– Vamos a ver si lo he entendido bien… —dijo el zorro— el ratón estaba en la trampa, gata, y…
– ¡No! —lo corrigió la gata— ¡Era yo quien estaba en la trampa!
– ¡Ah, ah…! De acuerdo, de acuerdo… —continuó el zorro— así que tu gata estabas en la trampa y yo llegué corriendo…
– No, no… —gritó la gata con impaciencia— ¡Fue el ratón quien llegó corriendo!
– Por supuesto —dijo el zorro— la trampa estaba dentro de la gata y entonces el ratón llegó…
– ¡Torpe criatura! —gritó la gata enojada— ¡Por supuesto que la trampa no estaba dentro de mí! ¡Te digo que yo estaba dentro de la trampa!
– Umm…perdón, perdón —se excusó el zorro con humildad— permíteme que lo entienda bien. Veamos…tú estabas dentro del ratón y la trampa llegó corriendo…
– ¡Oye! —le gritó la gata furiosa— ¡¿Acaso no tienes orejas ni entendimiento?! ¡Yo estaba dentro de la jaula y el ratón llegó corriendo!
La gata casi se lanzó encima del zorro de tan furiosa como estaba por su torpeza. Movía la cola de lado a lado y le bufaba a ese zorro con aspecto inocente que tenía delante.
– ¡Quién pensaría que alguien puede ser tan tonto! —le bufó—… ¡y se supone que eres muy astuto zorro! ¡Nunca he conocido a nadie a quien le costara tanto entender las cosas!
-Escucha, yo estaba dentro de la jaula y el ratón llegó corriendo. ¡Seguro que eso es fácil de entender!
– Muy fácil —respondió el zorro mientras parpadeaba con sus astutos ojos— esta vez lo he entendido, gata: la trampa estaba dentro del ratón y…
La gata miró fijamente al zorro como si no pudiese creer lo que oía. ¿Podía alguien ser tan torpe?
Volvió a bufar y le clavó su furiosa mirada.
– Te mostraré lo que sucedió —dijo.
Entonces tal vez lo entenderás por fin, zorro.
Saltó al interior de la jaula y miró al zorro por entre los barrotes.
– ¿Lo ves? —dijo— Yo estaba dentro de la trampa de esta manera y entonces el ratón llegó corriendo.
– Ahora sí que lo veo —respondió el zorro. E hizo saltar el seguro que cerró la puerta.
– Gracias gata por ser tan paciente. Esta vez el ratón no te dejará en libertad. Es algo odioso ser desagradecido con un amigo. Medítalo en paz y tranquilidad porque pasarás mucho rato dentro de la trampa.
Luego, dejando a la gata dentro de la jaula, el zorro y el ratón se marcharon juntos.
– Como verás amigo ratón —dijo el zorro con una sonrisa— No soy ni la mitad de tonto que aparento. Que tengas un buen día y buena suerte.
– Colorín colorado…
– …este cuento se ha acabado.