Cierto día, dos amigos caminaban juntos.
Era un día muy agradable y los dos disfrutaban del viaje conversando animadamente.

En un momento dado, comenzaron una fuerte discusión. Dejándose llevar por la ira, uno ofendió al otro, con gran cantidad de insultos sin justificación. El otro, bastante ofendido, y sin decir palabra, se paró; y escribió en la arena:
«Hoy, mi mejor amigo me lanzó muchos insultos, ofendiéndome gravemente». 

Mas adelante, llegaron a un oasis, el hombre ofendido cayó al agua y estuvo a punto de ahogarse, pero rápidamente su amigo le tendió la mano y lo salvó.
Cuando pudo recuperarse del susto, tomó un estilete que llevaba en el bolsillo, cogió también una piedra y sobre ella talló:
«Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida».

Confundido, el otro hombre le preguntó: 
– ¿Por qué después de haberte ofendido escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes en una piedra?. 
Con una gran sonrisa en el rostro, su compañero le respondió: 
– Cuando un amigo nos ofende, debemos escribir en la arena lo que ha pasado , para que el viento del olvido se encargue de borrarlo. Pero cuando un amigo nos ayuda, debemos tallarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento podrá borrarlo nunca. 
Debes perdonar las ofensas de tus amigos, y agradecer su ayuda cuando te la ofrecen. 

– Colorín colorado…
– …este cuento se ha acabado.