El leñador que perdió su hacha | Cuento con valores
El leñador que perdió su hacha
Lleno de pesar, el leñador se sentó a la orilla y se puso a llorar. La ninfa de las aguas, que había oído sus lamentos, se apiadó de él y se le apareció.
Cuando supo el motivo de su pena, la ninfa bajó al fondo del río y, sacando un hacha de oro,le preguntó:
– ¿Es ésta tu hacha?
-¡ No, esa no es mi hacha!
La ninfa bajó de nuevo al río y sacó un hacha de plata.
– ¿Será quizás ésta tu hacha? – dijo.
El hombre respondió:
– No, tampoco es ésa mi hacha.
La ninfa de las aguas bajó por tercera vez al fondo del río y esta vez sí trajo su hacha.
Al verla exclamó lleno de alegría el leñador:
– ¡Ésa si que es mi hacha!
– La ninfa le dijo:
– «Tómala, nada me debes por la ayuda que te he prestado. Al contrario, puesto que me has demostrado no ser codicioso y mentiroso, mereces un premio. Puedes quedarte también con el hacha de oro y con la de plata».
En seguida se fue el buen hombre a enseñar el regalo y contar lo sucedido a sus compañeros.
A uno de los compañeros se le ocurrió repetir la aventura, para ver si tenía la misma suerte.
Se acercó al río, dejó caer el hacha y se puso a llorar.
La ninfa de las aguas le presentó un hacha de oro y le preguntó:
– ¿Es ésta tu hacha?
– ¡ Sí, sí; ésa es mi hacha!
Pero cuando el leñador alargó su brazo para cogerla, la ninfa desapareció con el hacha de oro. Por su mala intención, no obtuvo ningún premio y además perdió su hacha para siempre.
“Esta fábula nos enseña que la virtud siempre tiene su recompensa”
– Colorín colorado…
– …este cuento se ha acabado.