El conejito burlón | Cuento de Navidad
El conejito burlón
Siempre que se cruzaba con algún otro animal, se burlaba de él.
Un día estaba sentado a la sombra de un gran árbol, cuando se le acercó una ardilla. - Hola señor conejo. Y el conejo mirando hacia ella le sacó la lengua y salió corriendo.
— Que maleducado, –pensó la ardilla.
De camino a su madriguera, se encontró con una cervatillo, que también quiso saludarle: - Buenos días señor conejo; y de nuevo el conejo sacó su lengua al cervatillo y se fue corriendo.
Así una y otra vez a todos los animales del bosque con los que se iba encontrando en su camino. Un día, todos los animales decidieron darle una buena lección, y se pusieron de acuerdo para que cuando alguno de ellos viera al conejo, no le saludara. Harían como sino le hubiesen visto. Y así ocurrió.
En los días siguientes todo el mundo ignoró al conejo. Nadie hablaba con él ni lo saludaba.
Llegado el día, todos los animales del bosque comenzaron a organizar la fiesta de Navidad; el conejo pudo escuchar el lugar donde se iba a celebrar y pensó en ir aunque no le hubiesen invitado. Ya en plena celebración, cuando todos los animales se divertían, apareció el conejo en medio de la fiesta. Todos hicieron como que no lo veían. El conejo abrumado ante la falta de atención de sus compañeros decidió marcharse con las orejas bajas. A los animales, les dió pena el pobre conejo, y decidieron ir a buscarlo a su madriguera e invitarlo a la fiesta. No sin antes hacerle prometer que nunca más haría burla a ninguno de los habitantes del bosque. Entonces, el conejo muy contento, prometió no burlarse nunca más de sus amigos, y todos se divirtieron muchísimo en la fiesta.
Y a partir de entonces, todos vivieron muy felices en el bosque.
– Colorín colorado…
– …este cuento se ha acabado.