Moli visita la luna | audio cuento infantil
Moli visita la luna
– Qué bonita eres querida luna —dijo— Esta noche pareces una tajada de melón colgada del cielo. ¡Cómo me gustaría poder hacerte una visita!
Entonces, de repente, ocurrió algo increíblemente raro.
Apareció un camino brillante y luminoso que bajaba directamente desde la luna hasta la cama de Moli y se oyó una voz que decía:
– Serás bienvenida. Por favor, ven a verme. Pero no olvides traer un cubo y una esponja; una estrella ha chocado contra mi cara y me la ha dejado toda tiznada y hecha un asco.
Moli saltó de la cama y se vistió rápidamente. Estaba muy emocionada sólo con pensar que iba a ir a la luna. No había visto quién le hablaba, pero pensó que tenía que ser la mismísima luna. Al parecer no había nadie más así que sólo podía ser ella.
– Que no me olvide de coger un cubo de agua y mi esponja —dijo cuando estuvo vestida.
Encontró un cubo. Lo llenó con agua caliente del grifo y puso un poco de jabón en el compartimento para el jabón que tenía el cubo en uno de los lados.
– Ahora la esponja y la toalla —dijo.
Cogió también esas dos cosas y ya estuvo lista.
– ¡Vaya aventura! ¡Ir a lavarle la cara a la luna!
Entró en el camino luminoso. La sostenía perfectamente, aunque no tenía aspecto de ser muy firme ni muy fuerte.
Empezó a subir arriba…arriba…
Era bastante fácil seguir el camino, no resbalaba nada de nada. Tenía los ojos inundados de una luz tan brillante que prefería no mirar hacia arriba para no quedar deslumbrada; así que siguió andando con la mirada fija en el camino hasta que oyó una alegre voz muy cerca de ella.
– ¡Muy bien Moli! ¡Ya has llegado! Me alegro de verte. Y me alegro también de que hayas traído la esponja y el jabón. ¿Ves las manchas que esa estúpida estrella me ha dejado en la cara al chocar conmigo?
Moli miró hacia arriba. Allí estaba la luna; muy, muy cerquita de ella.
Tenía la cara más alegre que se pueda imaginar; con dos brillantes ojillos que la estaban mirando.
– Siéntate en mi curva —dijo la luna— desde ahí llegarás bien a mi cara.
Moli se sentó y colgó el cubo en la punta de abajo de la luna. Mojó la esponja en el agua y se la pasó a la luna por la cara.
Pero eso no fue bastante para quitar del todo las manchas. La cara de la luna seguía tiznada, así que puso un poco de jabón y empezó a frotar tan fuerte como hacía su niñera cuando Moli tenía sucias las manos.
– ¡Ay! ¡Uf! ¡Ay!—gritó de repente la luna— Me ha entrado jabón en el ojo. ¡Ay! Como escuece…¡Niña mala! ¡Lo has hecho adrede!
-Oh, lo siento mucho —dijo Moli asustada— No era mi intención. Deja que te seque los ojos con la toalla.
Pero eso fue aún peor.
La luna se quejó, gimió y gruñó y entonces empezó a agitarse y zarandearse.
Moli se agarró con todas sus fuerzas a la punta en la que estaba y se salvó por los pelos de caerse.
El cubo se soltó y desapareció dando volteretas por el cielo.
Entonces, la luna dio una sacudida tann fuerte que la pobre Moli también se cayó.
Empezó a caer hacia abajo… cada vez más abajo.
– ¡Qué porrazo me voy a dar! —pensó— Espero no hacerme mucho daño.
Moli cayó hacia abajo y vio cómo la tierra se iba acercando más y más.
Y entonces…
…¡Pataplum!
Llegó al suelo.
– ¡Oy! ¡Qué daño me he hecho! —gritó— ¡Oy! ¡Luna eres horrible! ¡Mamá, mamá!
Moli notó que alguien la cogió en brazos y abrió los ojos.
Allí estaba su madre dándole un beso.
– Cariño, ¿qué soñabas? —le preguntó— Te has caído de la cama.
– No mamá. Me he caído de la luna —dijo Moli— Le entró jabón en los ojos, pero yo no lo hice a posta.
– Has estado soñando —le dijo su mamá— Mira hacia el cielo. ¿Ves? Ahí está la luna. Su resplandor te da de lleno en la cara y eso te ha hecho soñar. Correremos la cortina para que no te moleste más.
¡Click!
Al cerrar la cortina desapareció de su vista la quisquillosa luna. Moli volvió a acurrucarse en la cama preguntándose todavía si de verdad había estado en la luna o no.
¿Vosotros qué creéis?
– Colorín colorado…
– …este cuento se ha acabado.